domingo, 30 de diciembre de 2018

Mayka y su Harley Davidson

En los últimos años cada vez podemos ver mas mujeres motoristas en España; los tiempos van cambiando y con ellos, las mentalidades. Y aunque aquí aún es mayoritaria la imagen de la mujer "copilotando" una moto sentada detrás de un hombre, las redes sociales -ventana abierta a otros países y gentes- inspiran a cada vez más chicas a ser ellas quienes giren el puño acelerador y no limitarse sólo a acompañar el movimiento de la moto admirando el paisaje.

Pero Mayka no es una de ellas;  Mayka lleva en esto desde hace muchos años, en concreto 25 desde que obtuvo el carnet. Y aunque empezó como casi todos, yendo sentada detrás en la moto deportiva de algún amigo, siempre tuvo claro que quería pilotar su propia máquina. Desde entonces no ha cesado de viajar con ella, sobre todo recorriendo su patria gallega pero también la cornisa cantábrica, pasando frío en Pingüinos hasta en seis ocasiones o "quitándome la espinita de bajar a Faro", sueño que pudo cumplir este mismo verano. Y es que en dos ruedas se disfruta igualmente yendo lejos o al bar del pueblo vecino: lo importante es, como ella dice, rodar.

Mayka y su Iron después de tomar un café en Combarro.


- ¿Mayka: de dónde te viene tu pasión por las motos?
- Pues ya desde bien pequeñita, de mi padre y mi tío. Mi padre empezó a trabajar desde muy joven, era el chófer de los señores de un pazo, circunstancia que le permitió ganar dinero desde muy temprano y convertirse en el centro de las miradas del pueblo montado en su Guzzi. Y da la casualidad de que mi tío era el casero del pazo vecino, propiedad de unos madrileños, así que el cuidarlo durante todo el año le permitió también conseguir el dinero suficiente para comprarse una Ducati. Apenas recuerdo la moto de mi padre pero la de mi tío la recuerdo perfectamente, se parecía a las cafe racer y tenía el asiento granate. Pero yo admiraba las motos custom a las que me refería como "harleys" aunque fuesen de otra marca.

Selfie en "Fervenza do Toxa", un increíbleparaje al que me trajo Mayka este estupendo fin de semana.
Espectacular caída de agua en Fervenza do Toxa



- Y te compraste tu primera moto.
- Sí, en el 94 cuando me saqué el carnet sin que mis padres lo supiesen (risas) porque mi madre no quería ni oír hablar de las motos. Siempre las vio como algo peligroso y lo pasaba fatal cuando se enteraba que montaba en motos "R" con mis amigos. Evidentemente me tuve que comprar un coche para ir a trabajar, lo que me permitió ahorrar para la moto y comprarla en pocos años, una Suzuki Intruder 250, con la que aprendí a rodar, mi compañera de viaje durante cerca de nueve años.

Desde "El Banco más bonito del mundo" se puede disfrutar de una alucinante vista de la Ría, de Vigo, el Puente de Rande y la Ensenada de San Simón. Allí subimos con unos bocatas y algo de bebida, el mejor plan posible para fin de año.


- ¿Tu primer viaje largo?
- Pues con la Suzuki a Pingüinos, 500 kilómetros ida y otros tantos de vuelta. Después algún viaje a San Sebastián. Pero casi siempre a Pingüinos, hasta en seis ocasiones seguidas. Y también viajecitos más cortos por el norte de Portugal, ya sabes: Oporto, etc.

Combarro es uno de los lugares más bonitos que he visitado este año. La marea baja y el atardecer hacen de este pequeño pueblo costero un lugar en el que desearías quedarte un par de días mas.


- ¿Y la Sportster?
- Pues como te dije, siempre estuve enamorada de las HD, pero tampoco me podía permitir un modelo mayor o más caro. No obstante la Iron me tenía enamorada y es una de las motos que más se deja hacer a nivel custom; flipo con las modificaciones que se hacen en páginas y grupos de Facebook que sigo: pinturas, asientos, manillares, depósitos, escapes... De momento no voy a tocar la mía pero más adelante seguro que la mejoraré.

Inconfundible Mayka, con su Shark Raw 

- ¿Tienes algún viaje pensado para este 2019 o a corto plazo, algo que siempre hayas deseado y puedas hacer?
- Realmente no porque este años me he quitado la 'espinita' de bajar a Faro, algo que llevo deseando desde hace muchos, muchos años. Por mi trabajo nunca me coincidían las fechas.Estuve a punto de bajar hace dos años con un amigo, pero desgraciadamente tuvo un accidente mortal con su moto. Realmente no programo viajes, lo que me gusta es arrancar la moto y vagar sin rumbo, lo que surja en el momento. Pero sin duda mis próximas rutas serán hacia el sur, seguramente Andalucía y Portugal.

Mayka y su Sportster durante un pequeño tramo fuera de asfalto que hay que cruzar para llegar a "El banco más bonito del mundo"


- ¿Mayka: alguna confesión de última hora?
- Bueno, como te dije yo me siento muy identificada con el rollo chopper, custom etc. Pero le sería infiel si pudiese tener una Ducati Monster... ¿Te imaginas mi Harley junto a una Monster? Eso no sería un garaje: ¡sería un "Cuarto del Placer"! Yo no descarto tenerla, es más fácil de conseguir que la HD y hay muchas de ocasión. Siempre he deseado probar una moto de ese tipo, algo diferente. Y también me gustaría probar una de monte ¡pero igual es demasiado! Aunque el quad ya lo he probado por mi trabajo y es una auténtica pasada.


Desde Combarro, Mayka y yo os deseamos unas felices fiestas y un inmejorable 2019!

sábado, 15 de abril de 2017

Cuco Manzano: "en mi vida solo he estado tres semanas sin moto"

Había pensado hacer algunas fotos más para esta entrevista, pero la verdad es que una vez que me senté con Cuco en el Chiringuito Motero de Arriondas, el tiempo pasó volando entre anécdotas y pensamientos. Porque Baltasar Cagide Manzano, 'Cuco' para la mayoría de quienes le conocemos en este mundillo de las dos ruedas, es un motorista tan experimentado que posiblemente podría pasar horas y horas contando batallas y dando sabios consejos.

La imagen de Cuco es indisociable de su Ducati 900, a la que cariñosamente ha bautizado como 'Pompone' en la que lleva el dorsal nº 7  en homenaje a Barry Sheene


Yo conocí a Cuco hace dos años aproximadamente, en una especie de reportaje que grabó la TPA acerca del mundo 'motero' aquí en Asturias. Fuimos reclutados por María Elsi para presentar un panorama heterogéneo y global cuyo objetivo era dejar reflejado que aquí no hay estándares, que hay estilos y preferencias de toda índole y sobre todo, que quienes amamos este mundo, también amamos nuestras máquinas.
Y de esto, Cuco es un claro ejemplo. Allí se presentó con su SuperSport 900 a la que con cariño ha bautizado como 'Pompone' Desde el momento en que le vi llegar, quedé muy impresionado por la estampa que ambos presentaban, él con su imagen de motorista veterano y su máquina, cuyo diseño es ya un icono.

Siempre quise hacerle este reportaje, pero sin ninguna aspiración más allá de mostrar la esencia motorista, el vínculo físico-emocional más puro y radical que une al humano y a la máquina. Quizás un automovilista puede pensar "eh, eso lo siento yo cuando me subo a mi coche" Pues no: una cosa es sentarte en el asiento de un coche y otra bien distinta, es pilotar una moto, sentir el contacto de prácticamente todo el cuerpo con el metal, guiarla con el mismo movimiento del cuerpo... sentirse uno, en definitiva. Y Cuco, de todo eso algo sabe.

Cuco y su 'Pompone' en Arriondas, para la TPA, allá por Julio de 2015.


Así que, tras salir de Langreo, nos dirigimos a Arriondas por la N-634 disfrutando de las curvas y una bonita mañana fría de Abril. Llegamos y tras pedir un café, nos sentamos y comenzamos a hablar.

P - ¿De dónde te viene la pasión por la moto? Ya sabes, más allá de quienes ven la moto como un mero medio de transporte, quienes sentimos esto como 'algo más'

R - Pues me viene ya de chavalete, de los cromos de los Tigretones, ya desde los años 70 incluso. Recuerdo el As también, que de vez en cuando hablaba de trial, o de la tele, donde decían también que Ángel Nieto había ganado en Alemania por ejemplo. También nombres de pilotos de los que nadie se acuerda: Gilberto Parlotti, Chas Mortimer, etc. De aquella, aquí nadie hablaba de las categorías reinas, quizás un poco de Agostini, y ya. Yo no pasé por la trayectoria esta de primero ciclomotor y tal, siempre quise moto pero económicamente no era posible. Pero empecé a trabajar en el 75 y un año después ya tenía moto. Ese era mi primer objetivo y así, con 18 años, tuve mi Bultaco de trial. La moto siempre me marcó la vida, nunca estuve sin moto; solamente tres semanas, cuando vendí la GSX750EF para comprar la CBR1000. De hecho cuando hice la mili en Córdoba, me llevé mi Jawa 350 para no estar sin moto allí. Esa fue una etapa 'de consumo': habían llegado las soñadas motos japonesas -que aquí estaban prohibidas por el proteccionismo económico- Recuerdo que en aquella época había mucho emigrante en Bélgica y Holanda, y cuando venían con aquellas Hondas que ponía "Four", con aquellos 4 en 1, pues flipábamos, claro. Yo había tenido una Morini y una Guzzi y cuando compré la japonesa, los puristas me decían," anda Cuco, ¡ya caíste en la fiebre de las japonesas!" Pero mi planteamiento era que si las motos eran mi vida, yo no podía pasar sin probar una japonesa, joder. Yo soy muy respetuoso con los estilos o gustos de cada uno, pero el consumismo, la imagen, las redes sociales y tal, van creando estereotipos. Por ejemplo, si tienes una "motocoño" (por lo de "¡coño, otra 1200GS!") ya tienes que ir con todo el equipamiento de maletas de aluminio, gps y demás. Cotu, un amigo mío, subió al Cabo Norte con su 'motocoño' y llevaba unas simples maletas de plástico y ni blog ni ostias... y nadie lo sabe. También hay empreses que venden la aventura con esa publicidad de "Ven a Cabo Norte, nosotros te llevamos la moto" y tal... Ahora todo el mundo opina y sabe de todo, pero considero que un viaje de moto ha de ser en moto. Y punto.


Gilberto Parlotti llevado por su gran rival de la época: Chas Mortimer. Era el GP de Francia, 1972.

P - ¿Qué te aporta a ti esto de la moto, más allá del disfrute propiamente dicho, o de la autonomía individual?

R - Yo salgo a trabajar a las 20:30 de la tarde y cuando son los días largos, llevo la moto y de la que salgo, igual marcho a hacer una ruta por ahí. Esa hora y media o dos horas es puro disfrute y desconexión. Y si llevo el coche, pues vengo pa casa, pongo los vaqueros, garro la moto y tiro pa Mieres, al McCharly y tomo algo. Sí, ye eso: la desconexión.


Cuco es un apasionado de la marca de Borgo Panigale. Y eso se le nota, ¡y mucho!


P - Profundicemos un poco en lo de la primera moto. Empezaste a trabajar y con el primer sueldo ¿qué te compraste y por qué?

R - Pues una Bultaco Sherpa 350. Hoy día tenemos una ventaja enorme a la hora de comprar una moto, porque puedes verla y también probarla pero antes no, y yo siempre pensaba que con una moto de carretera no iba a llegar bien al suelo por mi estatura. Empecé a comprar la revista Motociclismo en 1974 y claro, veía les motos de carretera como muy altas, lo que era un error. Me compré la de trial por eso y realmente no le saqué provecho porque de aquella, en la Cuenca éramos cuatro los que teníamos moto. Yo salía con gente que tenía motos de carretera: Benelli 250, Ducati Road y tal; y me dije a mí mismo que tenía que comprar una moto de carretera porque al final una moto de trial ye para trial y yo no hice nada de eso con ella: a mí me gustaba la carretera. Así que fuimos en una furgoneta a buscar a Gijón la Bultaco. Y aunque nunca había montado en una moto de marchas, fue subirme, arrancar y como si hubiese andado en moto toda la vida. Estaba muy verde pero ya hacía mis pinitos. Después empecé a ir a concentraciones y también a lo que antes se llamaban "motocross". De aquella yo era corresponsal de Solo Moto en Asturies e iba a las pruebas en Carancos, Nava o Villaviciosa.
Después llegó la mili justo en los primeros 80 y yo ya pensaba en vender la Jawa porque la llegada de las japonesas era inminente, aunque tardaron algo más de lo esperado. De hecho yo terminé la mili en el 80 y la primera Yamaha llegó en 1982, así que en el medio compré la Morini.

P - Sé que corriste en La Bañeza y más pruebas. ¿De dónde te vino el gusto por la velocidad y el circuito?

R - Pues tuve una Guzzi Le Mans y el importador de Moto Guzzi, en el 81 o el 82 creo, organizó una especie de "Copa Guzzi" en la que podían participar las Le Mans y las Monza. Y alguien me dijo "Cuco, ¿por qué no te apuntes?" Y como era en el Jarama, pues me apeteció. Al año siguiente Falo, Luigi y Juan Banciella montaron un equipín pa la Copa Guzzi 850 y a cambio de participar, no me cobraben les coses que le hacíamos a la moto. También me quedé con el mono de Ducados con el que corría en aquella época. En la temporada 83 hice el quinto mejor tiempo a pesar de haber pinchado. Iba cuarto o así y me caí. Y como era mi moto de calle, pues decidí comprar una moto pa correr y por eso le compré a Falo la Ossa 250. Corrí la Copa Junior 250 y las Motociclismo Series en F3 con la Ossa, y todavía volví a sacar la Guzzi pa correr en Valladolid. También corrí en circuitos urbanos como Lugo, que era un polígono y un año en la Bañeza, que por cierto de aquella se corría al revés que ahora, increíble. De aquella la seguridad era de risa. Y hablando de circuitos urbanos, un año estuve en Vila Real, en Portugal. Era un circuito urbano donde se llegaron a correr pruebas del Mundial de Super Bikes y el Fórmula TT, campeonato para el que también contaban como pruebas la Isla de Man e Irlanda. En Vila Real corrieron Fogarty creo, y Joey Dunlop y tal, así que imagínate, ahí al lao y nadie lo sabe. En Braga también rodé, es un circuito muy particular porque está diseñado alrededor de un aeródromo y tú a lo mejor vas por la recta y ¡de pronto ves venir hacia ti una avioneta! Hay un grupo gallego de estos "Old School" que organiza una carrera de resistencia allí todos los años, pero ya es otro rollo, ya van con motos japonesas. Es otro concepto de clásicas.


TT F1 en el circuito urbano de Vila Real, años 80. Podéis ver un vídeo aquí.

P - Supongo que está pensado para democratizar un poco el tema de las carreras de clásicas, ¿no?

R - En el mercado de segunda mano ya hay motos aptas para correr en la categoría de japonesas clásicas, a 800 y 1000€. En la prueba que está organizando Quirós en Kotarr, nosotros vamos a salir en categoría Euroclassic con mi Monza y para la Japoclassic hemos conseguido una GSX550 EF, 4 cilindros y 65cv así que imagínate: semimanillares, hacer un poco la horquilla y a correr. Las GSX500 y las Kawa GPZ500 que están regaladas, ya las puedes ver en Kotarr por ejemplo.

P - ¿Y hablando del "Old School"  y la democratización de la moto: qué opinas de este fenómeno del 'Cafe Racer'?

P - Pues hace poco tuve la oportunidad de ver una Zephyr 750 preparada con una horquilla invertida de R1 creo, y un escape artesanal que seguro costaba casi más que la propia moto... Últimamente ye todo a base de meter perres. Y para mí tiene más mérito alguien que se curra las piezas para su moto que quien solamente pone la pasta, aunque como ya te dije, respeto todo. Con esa moto no vas a curvear ni a apurar frenadas, son motos "para enseñar" como lo fueron las custom toda la vida, motos que decíamos "de bulevar" De hecho mira, para la carrera de resistencia que está organizando Quirós, yo propuse que también podían ir BMW R65, pero un amigo me dijo "mira Cuco, ahora esas bóxer, entre bobbers, hipsters, rats y nosequé, están esquilmaes y piden una pasta por las que están enteras" Y eso está empezando también a ocurrir con las K75. ¡Con lo guapu que ye ver una moto original!

P - Eso me ha pasado a mí. En eventos tipo Wheels and Waves, antes veías mucha moto hecha a nivel personal por alguien que se lo curraba en su taller o garaje. Pero ahora las grandes marcas como Yamaha ya permiten al cliente personalizar su moto desde la web. Al final todo el mundo tiene una Cafe Racer, y está sucediendo lo mismo que con las GS. A mi por ejemplo me tira más la estética de las motos de resistencia

R - Yo tengo un amigo que está enamorado de la Kawa de resistencia "Godier Genoud", aquella mítica verde con las "X" en los faros. Tuvo una Ducati 24h. y también una Sanglas-Yamaha y ayer se montó en la mía y decía "un honor montar en Pompone" y tal. Este tío, cuando no había blogs ni nada, se fue con una Puch Minicross a Castellón a una concentración y también a Arguis a la invernal. Por cierto que en el 78 yo también había ido a Arguis. De aquella no existía el Gore Tex ni Thinsulate ni nada de eso. Pantalón de pijama, camisa de felpa de cuadros y un anorak del economato de Hunosa, ye lo que había. Recuerdo que vino un amigo también y cuando paramos en Zaragoza, los dos nos caímos de la moto: teníamos las rodillas congeladas. Ahora la gran ventaja son todos los avances en accesorios y equipamiento pero aún así hay gente que va a comprar y dice "lo mejor que tengas" y después adiós. En definitiva, creo que hay quienes estamos en esto y después gente que también está, pero de paso, por decirlo de alguna forma


Kawasaki de resistencia Godier-Genoud


P - Supongo que ahora las redes sociales también ayudan a dar a conocer mejores productos y a compartir experiencias

R - Sí, a ver. Yo  estuve una temporada algo desconectado de todo lo que rodeaba a les dos ruedes por circunstancias personales, aunque seguía teniendo moto. Y pasado ese tiempo, me vi que había perdido el hilo, cuando llegó la época de los foros y los blogs empecé a actualizarme. Hace 15 o 20 años conocía todos los modelos y características pero de un tiempo a esta parte, ye tal la vorágine y el consumismo que me he visto algo superado, pierdo un poco la onda. Por ejemplo esti amigo mío, Cotu, que tiene una 'motocoño' ahora anda buscando una clásica pero de los 80 o 90 ya sabes, no una clásica como aquellas Montesas o Agustas, porque tuvo una CBX750.

P - Ahora la pregunta del millón, Cuco: ¿por qué Ducati? Ya sabes lo que dijo Quirós de las Guzzis y el 'carácter italiano' de estas motos

R - Quirós si pudiese correr con una Pantah, ¡¡vendía todo lo que tiene!! No, en serio, no sabría decirte. Siempre me gustaron pero aquí, aquellas Ducati 500 siempre tuvieron muy mala fama. Años después empecé a ver les Monster y las 900, mucho más avanzaes. La Monster iba de cine y era mejor tecnológicamente que la que tengo ahora pero yo quería algo distinto. Antes de la Monster tenía la CBR 1000 y después, por circunstancias de la vida, ya no me apetecía viajar tanto, así que no necesitaba tanta moto. Tenía dudas entre la Monster y la Speed Triple de Triumph  y me surgió la oportunidad de una Monster S4 con 3000 km. No me lo pensé

P - ¿Y 'Pompone'?

R - Pues es una historia muy curiosa. Me compré una CBR 600 para circuito para no joder la Monster. Pero me estresaba mucho porque siempre tenía que ir muy arriba de vueltas y para apurar la frenada tenía que bajar como un millón de marchas, así que decidí comprar una 900 para las tandas. La encontré en Francia. Así que un sábado después de trabajar, sobre las 8 de la tarde me metí 900 km. para ir a verla. Quedé con el tipo a las 11 de la mañana del domingo. Hicimos los papeles, se la pagué y vuelta a casa. Esta moto tenía otro feeling, también el tacto de la carburación era muy especial. Así que aún siendo en principio para circuito, la matriculé para calle y vendí la S4.


Cuco es un enamorado de las motos pero también de Asturias. Después de la entrevista nos fuimos a dar una vuelta por el interior. Al fondo, el Monasterio de Valdedios.


P - De todas las motos que has tenido hasta ahora, incluyendo Pompone, ¿de cuál guardas mejor recuerdo?

R - De todes. Quizás la más impersonal fue la Suzuki 750, pero de todes, sí. Incluso de la Jawa 350, a pesar de la guerra que me dio, que me dejó tirado la primera vez que fuimos a Madrid a un gran premio, de 750 creo. Estaban Palomo, Steve Baker y compañía. ¡Nos llevó 14 horas llegar! pero guardo un grato recuerdo de aquella moto. No sé... hay motos que te transmiten, que es tu moto... no me imagino llegar aquí con una Panigale por ejemplo, aunque sea Ducati. Con la que me identifico, con la que hablo, con la que me siento yo realmente, ye con Pompone.

P - Y hablando de la Panigale... ¿Qué opinas tú de, como decías antes, esta vorágine tecnológica en la que las motos quedan obsoletas en poco espacio de tiempo? Ya sabes, comparando con aquellas motos de los 90 por ejemplo

R - No te puedes negar a la evolución tecnológica, pero yo sigo siendo fiel al concepto de moto de los 90, son las que más me hacen disfrutar de la máquina y a las pruebas me remito: ya sabes que tengo una BMW de las nuevas con inyección electrónica, sensor de temperatura, con indicación del promedio de consumo... y la uso a diario y viajo con ella y tal pero si realmente quiero sentir la moto -porque la moto te tiene que transmitir "algo"- tiene  que ser algo áspera y ruda, ruidosa y algo torpe... Pompone. Mucha gente compra estas Ducati por impulso y al poco las vende porque no son lo que esperaban, porque no son motos dóciles. Con una moto así tienes que saber lo que compras y conocer ese "espíritu Ducati" por decirlo de alguna manera. Avances tecnológicos sí, sobre todo en seguridad. Pero también hay accesorios que son auténticas chorradas

P - Bueno Cuco, ahora para terminar, la pregunta mamporrera: Rossi o Barry Sheene?

R - ¡Ostia, ahí jodísteme! A ver, tienen mucho en común pero yo soy de Barry sin dudarlo porque Rossi ha sido el Sheene de los 90. Además de por talento y pilotaje, también a nivel de imagen Barry rompió moldes por muchas cosas: fue el primero en utilizar un mono con colores, el primero en hacer payasadas, en fumar en la parrilla... Se puede decir que Rossi pretendía eso en cierta manera.






lunes, 26 de diciembre de 2016

Jorge Quirós: todas las motos molan.

De un tiempo a esta parte, he podido comprobar que el mundo del motorista, a nivel de usuario, ha metido sexta y gas a fondo. Y en plena vorágine tecnológica, donde la moto, salvando diferencias está al alcance de casi todo el mundo -circulando cada vez más y más unidades- esta hermosa y épica concepción de la vida se está viendo superada en la forma, dejando al fondo de la misma caer en esa obsolescencia programada que ya afecta a otros ámbitos de la vida, a otras aficiones, a otras pasiones.

Porque ¿quién no se deja llevar por el deseo cuando ve las últimas novedades -casi inalcanzables para la mayoría- de los salones de la moto en los que los fabricantes exhiben sus buques insignia? Diseños vanguardistas que esconden en sus entrañas alardes tecnológicos más propios del cine de ciencia ficción, motos de ensueño casi irreales, que en muchos casos no pisarán una carretera.
Nos dirigimos al boom tecnológico-ecológico donde cada vez más, las normativas son el corsé que define la concepción de la máquina, y en función de esa normativa, se crea el producto. Un producto de consumo, un producto estándar que satisface una demanda; una demanda que a su vez obedece a una necesidad creada por la mercadotecnia. Cada vez más motos, cada vez mejores... y cada vez más caras. La moto se está convirtiendo en una moda, y se aleja cada vez más de ese espíritu que definía a la figura del motorista: indiferente a tendencias, a convenios sociales, a normas, a imágenes prefabricadas... aquellos locos que hicieron de aquellos tiempos salvajes una forma de entender la vida.Y miro a mi alrededor y de pronto veo pequeños flashes de aquellos tiempos pasados, donde la moto era el resultado de la combinación de la física, la química y la geometría; donde un hidrocarburo mezclado con aire gracias a un ingenio mecánico, que obedecía al movimiento de un músculo y un tendón, eran la respuesta inmediata a la sinapsis neuronal del cerebro reaccionando a una curva, a una frenada, a un instinto... no había centralitas, ni circuitos impresos, ni mapas electrónicos ni tomas USB.



Jorge posa junto a su Ducati Monster S4R de 998cc, cosecha del 2007














Entrar en casa de Jorge Quirós (Avilés, 37 años) es adentrarse en esa pequeña burbuja 
impregnada del olor a 2T, de los aplausos del público, del sonido del motor... del amor por aquellos tiempos salvajes en los que la moto te convertía en un ser muy por encima del resto, mucho más valiente y audaz.
Me recibieron ladrando sus dos perros, por eso Jorge no tiene timbre en casa: dos buenos guardianes para sus maquinas. "Hace resolín -me dice- tomamos un café ,te enseño la casa y vamos comer por ahí con las motos"








Entramos en el santuario y lo primero que me enseña es una preciosa Yamaha RD350 que está preparando para correr en la categoría 2T: un pequeño salto cualitativo en la trayectoria de Jorge "quería algo distinto a la Guzzi, para obtener sensaciones distintas, ir un poco mas rápido. Y he visto alguna corriendo y son un demonio, ideales por su poco peso y su mecánica sencilla y fiable que proporciona un comportamiento redondo" Dio la casualidad que esa tarde, Jorge también había quedado con Jaime y Rogelio, un amigo en común que, como yo, tiene una Yamaha TRX 850 que pasó por las manos de Jorge hace años. Ambos también son propietarios de sendas 'matapijos' que vuelven con fuerza a cubrir la nostalgia que nos invade ante la invasión tecnológica de nuestros tiempos. Rogelio es fino poniendo a punto los motores de estas pequeñas balas y viene a echar un vistazo a la de Jorge, que adolece de un pequeño problema que hace que la moto no corra como debe.


La Yamaha RD350 con la que dará el salto a las 2T



Mientras me cuenta cosas acerca de la RD observo la habitación, empapelada con carteles de carreras y competiciones así como numerosos recortes de prensa y fotografías que atestiguan la nutrida experiencia de 'Quiri' en los circuitos. También su primer casco sobre la nevera de las birras y en un pequeño armario entreabierto, se adivina uno de los sobrios monos de competición que conservan la estética oscura que le gusta mantener a Jorge y con el que yo le vi correr en La Bañeza en 2012. Un manual de mecánica Ducati en una repisa atestigua el carácter inquieto de Jorge, siempre aprendiendo, siempre reinventándose a sí mismo. Las casas de los motoristas siempre tienen un punto de decoración especial: una corona de ataque por aquí, revistas de motos por allá, un casco acullá... Me sirve un café y nada más prepararse una infusión, salimos a ver su garaje, en el que se encuentran el resto de las máquinas.



Muchas fotografías de diferentes pruebas y exhibiciones atestiguan la trayectoria de nuestro protagonista.



Su primer casco y el característico dorsal 88, marca de la casa.


El garaje de Jorge es una mezcla entre el ayer y el hoy. Un sinfín de motores Guzzi de diferentes modelos y cubicajes, todos plenamente operativos, presiden una de las paredes junto a varios chasis que descansan en el suelo. Justo al lado, su Ducati Monster S4R con motor Testatretta, cosecha del `07 acompañada por una preciosa e impoluta Guzzi V50 Monza.  En el centro, una CBR 600 de los 90. Y al fondo, la Guzzi V65 del `81 con la que compite en los diferentes circuitos del campeonato de clásicas, prácticamente en estado original. Su garaje es un ordenado y pulcro taller de trabajo donde no se pierde un instante en buscar la herramienta adecuada: cada segundo cuenta en la vida de Jorge. 



La Guzzi V65 de 1981 con la que participa en pruebas de resistencia.






Su lugar de trabajo, el mejor ejemplo de la constante inquietud de Jorge por tener las máquinas en un estado óptimo.



El garaje de Jorge resume perfectamente su filosofía: diferentes motos de diferentes épocas.


Tras hablarme un poco de cada moto, y tras anécdotas varias sobre amigos comunes, decidimos que es buena hora para ir a comer: vamos a La Luna, en Salinas , me dice. Arranca la Honda y ya estamos en camino. Llegamos justo a tiempo para pedir una mesa y durante la espera, comienzo la entrevista.

P- "¿De dónde te vino la pasión por las motos? Quiero decir: motoristas los hay que usan su moto como un mero vehículo, otros como un pasatiempo y después estáis quienes hacéis del motociclismo una forma de vida"

R- "Viene de mi etapa de adolescente: con 13 o 14 veía las motos gordas tipo  GS 500 o GSX 600F y alucinaba; las veía como algo especial, imposible, como tener un Ferrari. Después con 16 quise tener un Vespino pero no me dejaron, Con 20 me saqué el carnet y compré mi primera moto gorda. No viví tanto las motos de 50 c.c. que sería lo normal, siempre tiraba más para las motos gordas porque no era lo habitual, no es como ahora. Y tampoco me viene de casa: en mi familia nadie tuvo moto y no era algo que me marcase, no coleccionaba aquellas barajas de motos o álbumes de cromos. Me gustaban las motos, los coches... pero nada más allá de eso.

P- "¿Y Almudena? ¿Cómo lo lleva?"

R- "De puta madre, si no ¡no estaríamos juntos! -risas- Al final, todo lo que me gusta, lo llevo al extremo, pero en los últimos tiempos, son demasiadas horas metido con las motos y a veces me canso hasta yo, así que imagínate ella.  Antes yo estaba todo el día subido en una moto, de acá para allá. No viajaba, pero cogía la moto todos los días y no se me veía el pelo. Y ella me conoció así, no concibe otra cosa de mí, Y ahora se implica, va las carreras, toma tiempos, sufre los nervios de verme corriendo etc. Y no es una flipada de las motos como yo, que a veces soy un cansino. Pero sí: lo disfruta y lo vive. 

P- "¿Tu primera moto "gorda"? Ya sabes: que no fuese de 50 y que fuese tuya realmente"

R- "Un fierro. Primero me compré una de 80 c.c. pero me duró poco. Vi un anuncio de una GSX750 muy barata que al final era una ES del 86, un caldero que te cagas. Muy vieja y pesada y como había sacado el carnet muy recientemente, apenas la rodé por carreteras de los alrededores. pero me acostumbré a llevar una moto grande. Nunca fui un caliente, solamente buscaba la sensación de rodar en moto, no ir rápido. Por eso iba con cuidado. Es curioso: odio las Suzukis y tuve una como primera moto grande... ¡pero odio las Kawas aún más! Después de esa, compré una VFR750 del 91"

P- "Y ¿cuando surge la vena competitiva?"

R- " Digamos que fue una evolución natural. Compré la moto para que me pegara el aire en la cara, como todo el mundo y al final acabé así. Unos acaban recorriendo el mundo, otros en cambio la usan solamente para ir a trabajar... Con el paso del tiempo, yo empezaba a alucinar con la parte ciclo de la máquina, fue un descubrimiento. Nunca pensaba en ir rápido pero le cogí el gusto y al final acabé en los circuitos, años después de coger por primera vez una moto. Jaime, mi colega, había tenido una Monza de chavalete con la que sufrió un accidente y como era lo que conocía, cuando se enteró de que había carreras de clásicas, decidió pillar otra Guzzi. Como tenemos mucha relación, al año me la dejó probar en FK1. Antes íbamos con nuestras motos de calle, de aquella yo tenía la Monster, ya había estado en el Jarama, Cartagena etc. Y cuando probé aquella Guzzi, una moto auténtica ,totalmente de carreras, sin apenas asiento, con fibras, etc. me entró el veneno. Jaime siempre dice que  no se le olvida la cara con la que me bajé de aquella moto. Siempre  me habían gustado los motores italianos, bicilíndricos... era muy parecido, salvando diferencias, con  lo que yo llevaba en la calle. Imagínate: cuando todos paraban a comer en las tandas de circuito, yo aprovechaba y seguía dando vueltas solo, fue un momento mágico. Después vino todo lo demás: Jaime me la dejó de nuevo en la exhibición en Avilés y en más historias que vinieron a continuación. Así comenzó el rollo con las Guzzi."

P- "Aprovechamos entonces a continuar con la siguiente pregunta: ¿qué es lo que ha hecho que siga siendo la Guzzi tu moto favorita para correr?"

R- "Bueno, lo que te dije antes: siempre me enamoraron los motores mono o bicilíndricos y el 'carácter italiano' nada más sacarme el carnet, flipaba cada vez que veía una Ducati ya fuese por la calle, en la tele, en una revista o cuando me subía a una... Fue un flechazo. Las Guzzi son esencialmente lo mismo, motores italianos de dos cilindros que te dan esa sensación diferente entre el puño y la rueda trasera, pero la clave está en que ahora mismo, Guzzi es lo más fiable y barato para seguir corriendo; yo soy un currante y no me puedo permitir motos tipo BSA o motos de 12.000€ que se rompen cada dos por tres. Mi Guzzi lleva dos años corriendo y no te puedo decir el número exacto de horas que lleva funcionando pero es más que cualquier otra moto que esté ahora mismo corriendo pruebas de clásicas en España. Eso es lo bueno de las Guzzi: no son las mejores en nada pero cumplen con todo. Sí, también hay Ducati Pantahs, Morinis, etc. pero son mas caras y dan mucha guerra, las Guzzi en cambio no. Así que la realidad es que tanto me enamoraron y les debo tanto por tanta felicidad y satisfacciones, que no quiero traicionarlas y aunque tuviese pasta para una Pantah y pudiese ir algo mas rápido que con la Guzzi, realmente ésta ya me da todo lo que necesito. Y la perspectiva es continuar con ellas aunque no me cierro a probar otras cosas que al final ratifican mi manera de pensar porque las que corren más se rompen más y las que son más bonitas también son más caras... lo que quieras. Pero la Guzzi es un conjunto de cosas sencillas que nos permiten a los currantes poder seguir disfrutando de este rollo. Son irreemplazables: nada cumple tantas expectativas como una Guzzi. Por otra parte, antes no se veían apenas Guzzis de motor pequeño en las carreras, y ese rollo de ir con algo diferente, también suma, y la peña flipa que se pueda ir rápido con estos aparatos feos con cardan"

P- "De todas las motos que has tenido hasta ahora ¿Cuál podrías considerar tu mejor moto, de la que guardas un mejor recuerdo a todos los niveles?"

R- "En realidad no recuperaría ninguna, me quedaría con lo que tengo ahora, aunque sí guardo un gran recuerdo de aquella Monster 800. Pero considero que cada moto obedece a una etapa y que las cosas no son como las recuerdas sino como son realmente y estoy seguro que si me volviese a subir a aquella Monster, las sensaciones ya no serían, las mismas. Compraría todas y ninguna, quiero decir: ojalá tuviese pasta para conservarlas todas en el salón de casa, pero ya me aportaron en su momento, ya las disfruté, ya cumplieron...todas me gustaron pero nada sería igual"

P- "Frente a la revolución tecnológica tú, que has vivido las motos de los 90, ¿qué crees que pesaría más en una balanza: el carácter de aquellas motos o las prestaciones de los últimos modelos?"

R- "Estaría muy guay ser súper purista y decir 'aquello sí que era lo bueno' y tal, pero la realidad es que nos gustan porque era lo que vivimos de chavales y estábamos flipados, por eso es más el recuerdo de aquello lo que nos hace opinar así. Nosotros hablaremos del carácter de las motos de los 90, pero los más veteranos te dirán que eran una mierda comparadas con las de los 80 por ejemplo y así hacia atrás. Estamos condicionados por nuestras vivencias, realmente no somos objetivos. Seguro que cuando las motos eléctricas sean la norma, añoraremos los motores de gasolina .Guardamos cariño a las vivencias de las épocas que fueron buenas. No hay nada mejor ni peor. Podríamos decir que aquellas motos tenían un carácter más humano pero las actuales son más seguras, frenan por ti que es un flipe... Por ejemplo, ¿qué es mejor, una 916 que fue un icono del diseño o una Panigale que es lo último en tecnología y prestaciones? Cualquier opinión es subjetiva porque mejor moto, realmente es la Panigale. A mí, menos las custom y las Vespas que no me aportan nada, me gustan todas las motos, no tengo prejuicios al respecto. Y lo digo de verdad. No hay motos mejores o peores, son putas modas"

P- "Bueno, ahora para terminar toca la pregunta mamporrera: ¿Rossi o Márquez?"

R- "Rossi, ¡siempre! (risas) En realidad es como todo: Rossi ha vivido diferentes etapas y eso tiene un gran mérito, pero es un flipe ver pilotar a Márquez. ¿Quién fue mejor, Hailwood o Rossi, Márquez o Agostini? Son todos cojonudos, realmente me la trae al pairo."

domingo, 30 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Iniciando el camino.

Puse el despertador temprano para ducharme tranquilamente y bajar a desayunar. El São Neutel es un hotel modesto, destinado básicamente al turismo de jubilados que visitan Chaves en busca de artesanía y productos típicos. Es de imaginar que esa sería mi compañía durante el desayuno: matrimonios de entre 60 y 75 años, familias tradicionales que no dejaban de observar a este motorista tatuado sentado en la mesa del rincón desayunando con un mapa.

Mi obsesión era poder hacer la foto de la partida en la rotonda del 'kilómetro 0' que curiosamente no define el comienzo exacto de la carretera pues está situado frente a la Rua Cândido Sotto Mayor y es un tramo perteneciente a la N103. Hay que continuar unos metros hacia el suroeste, hacia la siguiente rotonda, para encontrar la carretera que ya no abandonaremos hasta Faro, 738 kilómetros después.



Como dije, era mi obsesión. así que desayuné rápidamente y a las 9:56 hora portuguesa del 9 de Octubre de 2016, hice la foto en el lugar anhelado. Deseando que la policía local no me pusiese trabas al respecto, subí la moto a la rotonda adoquinada, coloqué la cámara en una de las señales de la misma con un trípode' gorilla', puse el temporizador e inmortalicé aquel momento tan especial.
Era una mañana fría y el día se había levantado con algo de niebla pero el sol ya se dejaba entrever y auguraba un magnífico día de moto, confirmando las predicciones que llevaba semanas verificando de forma casi obsesiva: nada me iba a estropear esta experiencia.


Kilómetro 0 de la Estrada Nacional 2. Esa raya azul es algún tipo de distorsión generada por los rayos de sol .

Y poco más. Me detuve en el Leclerc de la siguiente rotonda a subir la foto a Instagram y me dispuse a salir de Chaves por el valle del Támega dirección sur, en pos de los primeros nombres que había memorizado: Vidago ,Vila Pouca de Aguiar y Vila Real

Mágico es el momento en el que entregas tu sentido de la orientación y por tanto de tu seguridad, a esos maravillosos puntos kilométricos blancos que van pasando a nuestra derecha, uno tras otro, en una secuencia regular y firme. Los primeros están cuidados y son bien visibles, sin maleza cerca ni afectados por manchas de humedad. No voy a hablar del estado de la carretera porque la N2 cambia muchísimo de un kilómetro a otro, sobre todo en función de si atraviesa zonas pobladas o páramos deshabitados. No hay nada a destacar de este tramo más allá de lo que a uno le sugiera en su fuero interno, simplemente yendo tranquilo y disfrutando del entorno podrán ir surgiendo esos pequeños momentos especiales como por ejemplo una casa en Carrica, que queda en la vertiente izquierda de la carretera, a la altura del kilómetro 40 y pico, un poco más allá de la autopista A24 que pasa muy por encima de nuestras cabezas, casi en las nubes. En su fachada podremos ver uno de aquellos antiguos azulejos que anunciaban Nitrato de Chile, un producto muy popular en el Portugal de los años 30 y 40.



La A24 cruzará sobre nuestras cabezas



El anuncio de Nitrato de Chile en Carrica. La casa queda a la izquierda, pero hice un cambio de sentido para poder hacer la foto junto a 'Jolene'





Continuamos el camino hacia Vilarinho da Samardã y ya empezamos a notar que el paisaje cambia y lo que antes eran rectas largas se convierten en curvas incesantes y sinuosas hasta llegar a Vila Real. En previsión de regresar de nuevo en otra ocasión y recorrer una vez más la N2, no hice fotos de las grandes poblaciones, además de porque cualquier tipo de información es perfectamente localizable en las redes y mi viaje no era tanto por visitarlas sino, más bien, atravesarlas como un mero espectador en un gigantesco escenario. De Vila Real solamente he de decir que en el pasado fue un circuito urbano y tal y como reseñó Cuco Manzano en una entrevista que le hice en Abril: "un año estuve en Vila Real, en Portugal. Era un circuito urbano donde se llegaron a correr pruebas del Mundial de Super Bikes y el Fórmula TT, campeonato para el que también contaban como pruebas la Isla de Man e Irlanda. En Vila Real corrieron Fogarty creo, y Joey Dunlop y tal, así que imagínate, ahí al lao y nadie lo sabe" Ahí es nada. Seguro que ahora sentiréis algo especial cuando comprendáis que quizás, en esa curva en la que estáis, estuvieron semejantes leyendas del motociclismo.

En lo que atañe a la N2, es fácil equivocar la salida en Vila Real, pues esta localidad ha sufrido bastantes cambios desde que se hizo la carretera. Recomiendo seguir rumbo sur ,siempre de frente y parar a echar un vistazo al móvil antes de salir de la ciudad rumbo Santa Marta de Penaguião y Peso da Régua.

Antes de llegar a la primera, atravesaremos una localidad llamada Cumieira o Cumeeira. A la salida de la misma y si miramos a la derecha, podremos ver el imponente valle del río Sordo y sus terrazas construidas para los viñedos de los vinos de la tierra: Trás-os-Montes y Douro. También podremos apreciar los primeros sistemas de contención de esta carretera, que no eran otros que meros bloques de piedra compactada. Aquí también podremos observar algunos puntos kilométricos con la base pintada en rojo, que diferenciaban las carreteras de primera categoría y que es típico de esta zona.




Peso da Régua no tiene mucha complicación, siempre de frente en las rotondas y tratando de evitar todos los accesos a las autopistas. Hay que tener en cuenta que tendremos que cruzar el río que sirve como divisoria de los distritos de Vila Real y Viseu, así que nuestro objetivo es el puente que lo cruza. Después otra rotonda, un puente más pequeño y a la izquierda retomamos la N2 dirección Lamego y, más allá, Viseu.

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Llegada a Chaves.

El 8 de Octubre llegué a Chaves. Después de almorzar en Verín con Rubén (un gallego muy majo que tiene una K75 Metropolitan) hice el 'check-in' en el Hotel São Neutel, un hotelito muy barato que tenía una gran virtud: un aparcamiento privado en la parte trasera, a modo de subterráneo, protegido de cualquier vista exterior. Mucho mejor de lo que creía. El hotel tenía bastantes deficiencias que un turista normal no dejaría de reseñar en las opiniones de Booking. Para mí era perfecto: cama, ducha caliente y wifi. Y cerca de la salida de la localidad.
Después de instalarme y ducharme, decidí recorrer la ciudad a pie. Los puntos de interés no estaban lejos y además es una ciudad que invita a ello. Visité el puente romano, el castillo y callejeé por sus 'ruas' No voy a extenderme en describir Chaves, ya tenéis mucha información en la red y además, qué coño: merece la pena una visita, así que ya sabéis: hay que viajar al norte de Portugal y hacer una parada en esta pequeña ciudad lusa, tan afín al norte de España.

Una pareja pasea plácidamente por los jardines del castillo.

Desde el castillo de Chaves, mirando al sur, se puede observar el Valle del Támega y el curso natural por el que discurre el comienzo de la N2

La torre del castillo desde una de las calles de la ciudad.


Puente de Trajano sobre el río Támega desde el nordeste.
Puente de Trajano desde el suroeste.

Otros, quizás hubiesen salido de su casa, quizás habrían llegado a Chaves y se hubiesen hecho la foto de rigor en la rotonda del km. 0 para después continuar el viaje por la N2. Pero yo no. Aunque estaba en Chaves, el viaje aún no había comenzado, aún no había pisado el asfalto que me llevaría hasta Faro. Llamadme lo que queráis, pero al igual que uno no es un motorista -por mucho carnet que tenga- hasta que no se ha subido a una moto y ha rodado por primera vez con ella, el viaje propiamente dicho tenía que comenzar desde el kilómetro 0 y con el amanecer de un nuevo día. Al pan, pan, así que ni siquiera busqué la famosa rotonda. Eso lo dejé para el día siguiente.


Había contactado por privado, vía Facebook, con el Clube Motard de Chaves. Les escribí informándoles del viaje que iba a realizar y que haría noche en la ciudad. Me respondieron que estarían encantados de recibirme y que me pasase a partir de las 21:30 por su sede para 'tomar um copo' Así que busqué un sitio para cenar y posteriormente acercarme hasta allí.
La recomendación gastronómica en Chaves es la famosa Adega Faustino, un enorme almacén de vinos en la que se pueden degustar los 'petiscos' o raciones típicas de la zona, pero casualmente era festivo y por tanto estaba cerrada. Así que decidí arriesgarme en el local aledaño, otro restaurante parecido aunque no tan conocido: Flávia Pensão Hotelaria El sitio mola, mantiene ese aire sencillo y acogedor de taberna donde aún colocan los embutidos en el plato sin guantes de cirujano y el vino te lo sirven en gastadas jarras de cristal. Había muchos turistas españoles, muchas familias y cuando terminé, había gente esperando por una mesa. La comida, tipo 'petisqueira' era abundante y muy sabrosa; algunas especialidades ya las conocía (ensalada de 'feijão', la vinagreta o el jamón con piña) La anécdota tuvo lugar cuando fui a pagar: la dueña me preguntó que cuánto consideraba que valía lo que había cenado: por lo visto lo hacen con todos los primeros clientes.  Así que le dije una cifra aproximada (no os la diré XD) y llegamos a un acuerdo satisfactorio para ambos sin necesidad de regatear.





Un apunte: si decidís ir a comer, aunque ambos restaurantes se encuentran en una calle peatonal sin salida, podéis dejar la moto estacionada sin problema, nadie os va a multar.


Después de cenar me dirigí a la sede del Clube Motard de Chaves. Entré en el recinto, aparqué la moto y lo primero que vi fue una enorme paellera a medio terminar. Era una especie de reunión del club, había un montón de gente apurando las consumiciones en improvisadas mesas sobre caballetes. Un ambiente muy acogedor, muy motard. Gisela, con quien había hablado por privado, me reconoció y me invitó a pasar. Incluso me invitó a cenar pues sobraba muchísima paella, lástima que yo había cenado ya. Después, mucha conversación con todo el mundo cerveza va, cerveza viene. Su marido, Filipe, me invitó a sentarme a su lado y con Luis, otro miembro del club, estuvimos hablando de la N2 largo y tendido. Me contó que ellos la habían hecho no hacía mucho, en dos etapas: Chaves-Góis y Góis-Faro. Me estuvo explicando los pormenores de la primera parte -la más complicada- y me dio instrucciones para contactar con la filial que el club tiene en Peso da Régua, por si tenía algún problema. 

Además del excelente trato y unos estupendos amigos, me llevé de recuerdo este obsequio del Club que me hizo Filipe. Obrigado!


También conocí allí a dos motoristas ingleses con los que estuve hablando cerca de una hora. Conocían Asturias, pero sobre todo porque les quedaba cerca de Potes, donde les encanta comer. Una gente estupenda Mikey Lewis y Peter, un gran saludo desde Avilés. Nice to meet you!


Y poco más que añadir. regresé al hotel con la sensación de que no podía empezar mejor mi periplo por el país luso. Despertador y a dormir, que al día siguiente comenzaba el viaje de verdad ;)